martes, 30 de noviembre de 2010

Es realmente sorprendente como pasa el tiempo, los años, la gente, el amor y el odio.
Ponele, un día te levantas tarde, te vestís con lo que primero te encontras y corres al laburo.
Sabes que vas a llegar tarde, al menos que exista algún hechizo mágico para agrandar los minutos que no te sobran pero no, no lo hay.
Y corres, te mordes los dedos para apasiguar tus nervios, la ansiedad, el sueño.
Tenes la monedas a mano, las volves a contar por las dudas de que falte alguna, aunque ya las contaste 3 veces.
 Por fin llega el colectivo, que viene hasta las manos, te subís (como podes) y rezas, crees en jebus, jesus, Ala, para que llegues en menos de 3 minutos al centro.
En el viaje te colgas mirando por la ventana, pensas, sentís que tenes poco años encima pero te sentís cansada como si hubieses vivido más de lo normal.
En el corto viaje te propones cambiar esa rutina diaria, esa cara de pocos amigos y sonreirle un poco más a la vida.
Decidís cambiar por vos, para vos y no por los demás.
Y hacer lo que se te plasca.
Vivir como queres, amar a quien vos quieras y a odiar a quien se lo merezca.

Es un buen comienzo, no ?